lunes, 5 de diciembre de 2011

Ella y Yo

Mi relación con Cristiana tal vez haya sido breve, pero fue intensa. Todo empezó conmigo, yendo a la oficina de la Swiss Post, y encontrando la agencia cerrada. El horario era poco conveniente, no tenían página web, pero sí correo electrónico, así que decidí enviarles un mensaje.

A continuación, pongo el mensaje traducido en negrita, la versión original en texto común y corriente, y una situación análoga en cursiva. Verán entonces mi breve pero bella relación con mi querida Cristiana.

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(Mensaje 1, escrito por Joel, 22/11/2011, 01:45)

Estimados señores,
El próximo año debo mudarme de Roma a Ginebra. Quisiera saber si tienen algún servicio de envío de paquetes.
¡Muchas gracias!


Gentili signori,
Il prossimo anno devo trasferirmi da Roma a Ginevra. Vorrei sapere se avete qualche servizio d'invio di pacchi.
Grazie mille!

Disculpa, ¿me podrías dar la hora?

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(Mensaje 2, escrito por Cristiana, 22/11/2011, 05:21)

Por supuesto.

Certamente si.

Pos claro, güey.

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(Mensaje 3, escrito por Joel, 22/11/2011, 09:55)

¿Y cuáles son estos servicios? :-)

E quale sono questi servizi? :-)

¿Y qué hora es?

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(Mensaje 4, escrito por Cristiana, 22/11/2011, 21:06)

Servicio expreso y por autopista. No podemos emitir un presupuesto.

Servizio espresso e via strada. Non possiamo rilasciare prev.

Pos la que dice mi reloj, mi carnal.

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(Mensaje 5, escrito por Joel, 23/11/2011, 10:48)

Estimada Cristiana,
Gracias por la respuesta. Quisiera pedirle un favor, necesito la siguiente información:
1. Servicio Expreso
Dimensión máxima del paquete:
Peso máximo del paquete:
Tiempo en llegar a Ginebra:
Costo por kilo:
2. Servicio por autopista
Dimensión máxima del paquete:
Peso máximo del paquete:
Tiempo en llegar a Ginebra:
Costo por kilo:
¡Muchas gracias!

Gentile Cristiana,
Grazie per la risposta. Vorrei chiederle una gentilezza, ho bisogna di questa informazione:
1. Servizio espresso:
Dimensione massima del pacco:
Peso massimo del pacco:
Tempo per arrivare a Ginevra:
Costo per kg:
2. Servizio via strada:
Dimensione massima del pacco:
Peso massimo del pacco:
Tempo per arrivare a Ginevra:
Costo per kg:
Grazie mille!

¿Y me podrías decir qué dice tu reloj?

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(Mensaje 6, escrito por Cristiana, 24/11/2011, 11:09)

Ok, te en envío todo

Ok, ti in invio tutto

Chale, te te lo digo en un momento...

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(Mensaje 7, escrito por Joel, 28/11/2011, 12:58)

Estimada Cristiana,
No sé si se ha olvidado de enviarme la información, o si no la he recibido. De todas formas, quisiera saber si es posible que me envíe la información solicitada lo más pronto posible.
Gracias.

Gentile Cristiana,
Non so se ha dimenticato inviarmi l'informazione, o se io non l'ho ricevuta. Comunque, vorrei sapere se può inviarmi l'informazione richiesta il più presto possibile.
Grazie.

Oye, te pedí la hora...

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(Mensaje 8, escrito por Cristiana, 28/11/2011, 15:40)

Joel
Para el servicio expreso usamos la vía aérea, y el tiempo de tránsito es de 24 horas.
Por ejemplo, el costo por 0-3 kg de mercancía (no documentos) es de 30 euros (sin IGV por ser extra-comunitario), con los impuestos de aduanas debiéndose calcular en base a la categoría de mercancía que envía.
Si, en cambio, desea usar el servicio postal, acá está la lista.
(...)
< Incluye lista de precios hasta 2 kg. >


Joel
Per il servizio di corriere espresso noi utilizziamo solo il via aerea, tempo di transito 24 ore
Il costo ad esempio per 0-3 kg di merce (non documenti) è di Euro 30 (senza IVA perché extra CEE), oneri doganali da calcolare sulla base della categoria di merce che spedisci
Se invece volessi acquistare un servizio postale ecco il listino
(...)

Mi calendario me dice que estamos 28 de Noviembre, güey.

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(Mensaje 9, escrito por Joel, 28/11/2011, 18:15)

Estimada Cristiana,
Gracias por su respuesta.
Por desgracia, necesito más información, estoy interesado en enviar paquetes, no documentos. Por ende, quisiera saber si tiene algún servicio para enviar paquetes de más de 15 kg. De ser así, le agradecería si pudiera enviarme la información análoga:
1. Servicio Expreso
Dimensión máxima del paquete:
Peso máximo del paquete:
Tiempo en llegar a Ginebra:
Costo por kilo:
2. Serviciopor autopista
Dimensión máxima del paquete:
Peso máximo del paquete:
Tiempo en llegar a Ginebra:
Costo por kilo:
Disculpe por enviar tantos correos, pero tengo un poco de urgencia, y en este momento no puedo ir a las oficinas de Swiss Post en el horario de trabajo.
¡Muchas gracias!

Gentile Cristiana,
Grazie per la sua risposta.
Purtroppo, ho bisogna di più informazione, sono interessato in inviare pacchi, non documenti. Dunque, vorrei sapere se avete qualche servizio per inviare pacchi di più di 15 kg. Se è cosi, La ringrazio se può inviarmi l'informazione analoga:
1. Servizio espresso:
Dimensione massima del pacco:
Peso massimo del pacco:
Tempo per arrivare a Ginevra:
Costo per kg:
2. Servizio via strada:
Dimensione massima del pacco:
Peso massimo del pacco:
Tempo per arrivare a Ginevra:
Costo per kg:
Mi dispiace inviare tante mail, ma ho un po' di urgenza e adesso non posso andare personalmente all'ufficio di Swiss Post nel orario lavorativo.
Grazie mille!

Te dije que quería la hora...

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(Mensaje 10, escrito por Cristiana, 28/11/2011, 21:52)

Joan, creo que será mejor si hablamos por teléfono. Dame tu número y hablamos mañana.

Joan penso sia meglio sentirci per telefono. Dammi i tuoi contatti e ci sentiamo anche domani. 

¿Cómo te llamabas, güey? Pos no nos entendemos, ¿a poco sería mejor que me des tu mail, y te envío lo que querías?

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(Mensaje 11, escrito por Joel, 29/11/2011, 19:21)

Estimada Cristiana,
Gracias por la respuesta. Mi número es ******, por desgracia mi italiano no es fantástico, pero logro hablarlo. :-)
¡Hasta pronto!

Gentile Cristina,
Grazie per la risposta. Il mio telefono è ******, purtroppo il mio italiano non è fantastico, ma riesco a parlare. :-)
A presto.

Ok............. mi mail es ******.

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(Mensaje 12, escrito por Cristiana, 29/11/2011, 20:03)

Llamo mañana. Hablo inglés y francés.

Chiamo domani. Parlo inglese e francese.

Qué chido, a ver si me acuerdo, güey.

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(Mensaje 13, escrito por Joel, 02/12/2011, 16:49)

Estimada Cristiana,
Por favor, ¡no te olvides de mi!

Gentile Cristiana,
Per favore, non dimenticarmi!

Oye güey... ¿y la hora???

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Si les interesa saber el desenlace, al final efectivamente me llamó (dos días después de mi súplica). No sé con quién hablé exactamente, pero la relación se terminó cuando me dijeron que costaba más caro que el correo normal italiano.

Grazie, Cristiana, te recordaré por siempre...

O tal vez no.

martes, 29 de noviembre de 2011

Cuenta Regresiva

Pues ya está decidido. Me voy de Roma.

¿Cómo así? Pues, para no hacerla larga, estoy solicitando un contrato asociado a Valencia, pero ubicado en Ginebra. Sí, en Ginebra, donde está el CERN. Y bueno, aunque todavía no me han confirmado lo del contrato, me voy de todas maneras.

Supongo que ustedes pensarán que es arriesgado que me vaya de Frascati sin tener nada asegurado allá. No obstante, no voy a renunciar a Frascati hasta que me confirmen el nuevo contrato. Y considerando que mi salario sería el mismo (pasaré de pobre a recontra-pobre), que mi jefe está actualmente en el CERN, que no tengo obligación de trabajar en la misma Frascati, y que esta nueva chamba es compatible con mi regreso a Perú.... pues tiene sentido.

Lo único que me da pena es que me han ofrecido una chamba que no puedo rechazar justo en el momento que me empiezo a encontrar bien en Roma. Ya tengo un grupo de amigos estable, ya no lucho tanto con el idioma, ya me ubico bien en la ciudad, ya entiendo mejor su ritmo... y me voy.

Cha mare.

Pero vamos, es el CERN, y es Ginebra. Ya he estado allá, y sé que es genial.

Ahora, por alguna razón, mi casa ha empezado a auto-destruirse. Todo empezó en Junio, poco antes que me ofrecieran la posibilidad de solicitar este contrato. Parece que la casa se lo intuía.

Lo primero que empezó a caerse a pedazos fue el refrigerador. Por alguna razón, el freezer empezó a congelar demasiado, mientras que el refrigerador todo lo contrario, no enfriaba lo suficiente. Además de esto, la humedad dentro del refrigerador subió a los cielos (y está sentado a la derecha del Padre, y desde ahí... no, aguanta, esa historia es pa' otro día). Todo empezó a empaparse. Intuimos que era un problema del freezer más que nada (vamos, tenía estalactitas y estalagmitas), por ahí leí que podía deberse a que no se cerraba bien la puerta... Martina y yo estuvimos luchando y luchando, triturando el hielo, sacando las cosas del refrigerador, limpiando, volviendo a meter todo... y en eso se arregló.

Misterio.

Luego vino la lavadora. Un día, la lavadora decidió que sería más divertido inundar el baño en vez de lavar la ropa. A pesar que vino el dueño y le mandó un estatequieto, la rebelde lavadora no desistió. Así que nos despedimos de la rebelde, y nos dieron otra, más dócil.

Todo bien.

De ahí, vino la puerta del baño. Un buen día, Andrea se quedó atrapado dentro del baño. Vamos, todos nosotros alguna vez nos habíamos quedado atrapados dentro de ese baño del mal, pero sabíamos que había que tratar la llave con amor y suavidad... el problema es que ese buen día Andrea no tenía amor y suavidad. Usó una fuerza sobrehumana, y logró escapar del baño... pero destruyó a la pobre llave.

Falta de suavidad, total.

Anyway, ahora la puerta del baño no se cierra. No, no es que no se cierra con llave, simplemente no se cierra. Afortunadamente, en eso vino al rescate el elástico mágico de Jessica, y con él logramos amarrar la manija de la puerta al tubo de la calefacción. Genial, tenemos una puerta nuevamente.

Luego de la puerta, vino el tostador. Martina, dentro de su genialidad, no se dio cuenta que el porta-servilletas (de plástico) se encontraba encima del tostador cuando hizo sus tostadas. ¿Cómo hizo para meter las tostadas dentro del tostador sin encontrarse con el porta-servilletas en el camino? Pues ahí radica la misteriosa genialidad de Martina. Anyway, el resultado obvio fue que el porta-servilletas decidió en convertirse en un charco de plástico líquido, terminando dentro del tostador y provocando un corto circuito en toda la casa.

¿No les dije que era genial?


Con el tiempo, la cosa se puso más grave. Un día, encontramos el baño inundado. No, no fue la lavadora, la nueva se portaba bien. Después de mucho pensar, descubrimos que el lavatorio había adoptado las malas costumbres de la antigua lavadora. Pero aparentemente este lavatorio era medio excéntrico, era complicada la cosa. Veamos, si la llave del agua caliente estaba abierta, y el grifo estaba girado hacia el agua fría, el resultado era inundación. Si el grifo estaba girado hacia el agua caliente, tutto bene. Igualmente, si la llave del agua caliente estaba cerrada, tampoco había ningún problema.

El problema del lavatorio fue que, además de excéntrico, resultó picón. Una vez que descubrimos cómo resolver su estúpido jueguito, decidió complicarlo. Incluyó la llave de agua fría en el asunto, causando inundación cada vez que se abría el grifo.

Cuando descubrimos este mecanismo, decidió inundar siempre y punto. Al final, ni modo, a trapear cada cierto tiempo. Maldito lavatorio, te debería destruir, así como destruyeron el lavatorio de mi habitación en el viaje de promoción.

Finalmente, la última gracia que ha ocurrido ha involucrado mi cama. Ahora, mi cama siempre fue un problema, no estaba bien armada, y las planchas de madera horizontales se paraban cayendo todo el tiempo. Hace ya varios meses, desarmé la cama por completo, aumenté la tensión en las vigas diagonales, y la re-armé. Al final, una cama tensa, pero que me dejaba dormir sin miedo a caerme.

Hace una semana, vino la querida Esther a visitarme. Hubo un momento en que tuvimos una pausa de como dos o tres horas, entre el turismo y la fiesta, así que decidimos ver una película en la laptop. Nos subimos a mi cama... y la cama se fue pa' abajo. No duró ni cinco segundos después que Esther se subió en ella.

Sí, Esther tiene el pompis bien desarrollado, podría haber sido eso, pero no se lo digan, le podría afectar el autoestima.

Así que nada, esas dos o tres horas me las pasé con Andrea, tratando de rearmar el asunto, taladrando nuevos agujeros en la madera (los antiguos estaban hechos añicos). Ahora mi cama está armada, pero cada vez que me subo, procuro actualizar mi testamento.

Pues ya está, yo me voy y la casa empieza a destruirse poco a poco. Curiosamente, ya que me voy, no me importa mucho el asunto. Dentro de un par de meses no será mi problema. Creo que ya entiendo por qué algunas parejas dejan de ser exitosas luego del matrimonio... hmm...

Así que nada, supongo que postearé un par de cosas desde Roma, pero a partir del próximo año, será todo Ginebra, ragazzi. Habrá que aprender francés, supongo... 'cha mare.

jueves, 20 de octubre de 2011

Sono Incazzato

 De vez en cuando hay días en los que uno se da cuenta que era mejor quedarse en la cama.

Como hoy, por ejemplo. Todo empezó a las 7:30 am, cuando sonó mi despertador. Era hora de ir al gimnasio.

Claro, normalmente me levanto a las 6:30 am para esto, pero hoy no. Ayer me quedé hasta la 1:00 am trabajando en un paper que parece que no va a salir nunca, y me fui a la cama de mal humor. Me dije, ok, esta vez duermo un poco más, y desplazo mi día una hora.

Anyway. En efecto, me levanté a las 7:30 am, y encontré Roma en pleno diluvio universal. Rayos, truenos, lluvia, todo. Me dio la impresión que era mejor no ir al gimnasio, es más, con esta lluvia fácil era mejor quedarme en casa todo el día, trabajando. Me asomé a la ventana para ver qué tan mal estaba el tiempo... y vi mi ropa completamente empapada. Me había olvidado de sacarla del tendedero el día anterior.

Bueno, no pasaba nada, la lavaba otra vez y listo. Vamos, a sentarse y a trabajar. Empecé, revisé el correo que mi ex-jefe de Valencia me había mandado el día anterior, regresó el mal humor, y seguí corrigiendo cosas. Pero avanzaba. Quiero que este condenado paper salga ya.

Pasó una hora, y mis compañeros de piso se despertaron. Saludos y tal, que no, me quedo en casa, no usaré el baño ahora, entren nomás. Y luego empezó. Mi compañero de piso empezó a cantar en la ducha.

Por lo general no me hago rollos con este tipo de cosas, mi concentración generalmente es buena. Pero yo estaba de mal humor. Y él parecía esforzarse en cantar lo más alto y lo más desafinadamente posible. Por mi cabeza empezaron a pasar mil cosas. Que no me puedo concentrar. Que por qué justo hoy decide cantar. Que por qué, si yo apago mi música cuando ellos estudian, él no puede estar zitto si yo estoy trabajando. Que no, el no sabe que tú estás de mal humor. No es su culpa. Pero si ellos me piden que me calle cuando estudian, yo también les puedo pedir que se callen, ¿no? Claro. Ok.

Salí de mi habitación, y le pedí, detrás de la puerta, que bajara el volumen. No me oyó. Me acerqué más a la puerta, y grité (amablemente) que baje el volumen. Y justo en ese momento, él abrió la puerta y me dio en la cara. Genial. A contar hasta diez. No pasa nada...

De vuelta en la habitación. Por fin, podía trabajar. Mi compañero de piso bajó el volumen... pero sólo por diez segundos. Otra vez. A cantar. Ok, decidido, no me quedo en casa trabajando. Me voy a Frascati, bajo la lluvia.

Apagué la laptop, me di una ducha volando, y salí a Termini. No desayuné, podía hacerlo en la estación, lo principal era no perder el último tren. Llegué al ascensor... y estaba ocupado. Okey, no pasa nada, no hay que aumentar el mal humor, estás tarde, pero se puede bajar caminando. Al hacerlo, descubrí que el ascensor se había malogrado, y estaba estancado en el primer piso.

Abajo, encontré el diluvio universal. Abri el paraguas, y salí corriendo hacia la estación de metro (empapándome al cruzar la pista). La encontré cerrada, por supuesto, el metro se inunda cuando llueve. Me olvidé de contarles esa en el post anterior.

Cuando el metro está cerrado, el tráfico de Roma entra en caos. Totalmente. Ya me había pasado alguna vez que tomé el bus a Termini en vez del metro, para descubrir que más rápido es ir caminando. No obstante, imposible, caminar a Termini era un suicido bajo esta lluvia. Ya estaba empapado, y había estado sólo dos minutos en la calle, quién sabe cómo acabaría si caminara los 15 minutos a la estación de tren. Además, tenía mi laptop conmigo, y lo último que quería era que se mojara.

Regresé a casa... para encontrar el ascensor malogrado. Claro. A subir seis pisos. Vamos, no había ido al gimnasio, tenía que hacer ejercicio de alguna manera. Cuidado con el mal humor. Tranquilo.

En casa, dejé la laptop, vi que no se había mojado (gracias a Dios, porque mi mochila estaba empapada), me quité los zapatos y medias mojadas, me senté... y justo a la misma hora que el último tren a Frascati salía, dejó de llover.


Seguro que es una venganza de Chari, por haber hablado mal de ella en el último post. Maldita.

Decidí desayunar, y mi furia llegó al límite cuando el maldito yogurt de todos los días se resistió a salir de la caja. Bastardo, debería haberte lanzado por la ventana. ¿Por qué son siempre las tonterías las que molestan más a uno?

Anyway. A aguantar la furia. A no pierder la paciencia. No quieres pegarle un grito a nadie. Calma.

Al final, mis compañeros de piso se dieron cuenta que estaba veramente arrabbiato. Les dije que tenía que trabajar, y que me iba a encerrar en mi habitación. Ellos se quedaron afuera, y no hicieron mucho ruido. Me tenían miedo.

Pero necesitaba descargar. Estaba con todo esto encima, y sabía que no me iba a relajar fácilmente. Y tenía que terminar lo del paper. Decidi usar la táctica maravilla: golpear una pared. Vamos, es útil, uno descarga, y no le hace daño a nadie. Me acerqué a la pared más cercana, le di un golpe... y la abollé.

Me quedé un rato mirando el muro. Sí, ya sé que estoy yendo al gimnasio, pero no es pa' tanto. Malditos muros italianos. Esperemos que el dueño no se de cuenta cuando me vaya. 'Ta mare.

¡Pero ya! Más tranquilo, y encerrado en la habitación. ¡Ahora nada podía molestarme! ¡Podía avanzar!

Y en eso la maldita mosca se posó en mi cabeza.

Mi día se acabó entonces. Buona notte a tutti, ci vediamo domani.

domingo, 16 de octubre de 2011

El Transporte Público, Parte II

Ok. Luego de haber hablado del transporte público en Lima, me siento en el derecho de despotricar contra los medios de transporte acá en Europa.

Empecemos con Inglaterra. A decir verdad, al mudarme a Cambridge no pude experimentar el transporte público inglés. En Cambridge está de moda andar en bicicleta, y ya pes, algunas modas se siguen. Me compré mi bicicleta (llamada Chari, averigüen ustedes qué significa), y salí a la aventura.

Por supuesto, no llegué muy lejos. La condenada bicicleta no sólo pesaba como doce kilos, sino que tenía la buena costumbre de atraer todo clavo, vidrio u objeto cortante hacia sus llantas. Y claro, cuando mandar a cambiar una cámara de bicicleta costaba unas buenas 15 libras, me tuve que volver un experto en el cambio de cámaras. Quién sabe cuánto tiempo de estudio perdí allá simplemente cambiando la condenada llanta...

Pero no sólo eso, sino que aparentemente el contacto con mi cuerpo activaba un mecanismo dentro de la bicicleta, aparentemente conectado con la atmósfera, que desencadenaba una lluvia terrible cada vez que salía yo a la calle. Por supuesto, una vez terminado el paseo, y conmigo bajo techo, la bicicleta se veía sola bajo la lluvia, y convenientemente decidía detener la lluvia. No se vaya a mojar mucho, la pobrecita.

Maldita Chari.


En Valencia la cosa fue distinta. Teniendo que ir a Burjassot todos los días, la mejor opción me pareció usar el metro, bus o tranvía. Y descubrí que, a pesar que en Europa el transporte público no causa accidentes como lo pueden hacer las combis en Lima, acá ocurren otras cosas que pueden destruir la paciencia de uno. Lo que les contaré ahora tiene que ver con lo que ocurría en el año 2006, más o menos, ahora ha mejorado un huevo.

El primer rollo es la espera. Luego de tener la costumbre de salir a la calle y chapar la combi en menos de 10 minutos, tener que esperar 35 minutos por el tranvía se convertía en en algo realmente frustrante. Vamos, esto no ocurría muy seguido, pero las veces que pasaba, uno terminaba queriendo matar a alguien.

Los tranvías tenían la mala costumbre de aparentar burlarse de uno. En Valencia, claro, hay paraderos, uno no puede subirse al bus o tranvía en cualquier sitio. Por ende, una vez que se cierran las puertas y el tranvía avanza, estas no se vuelven a abrir hasta el siguiente paradero. El tema frustrante acá era que, a veces, existía un semáforo inmediatamente después del paradero, y una cosa que hacía el tranvía era cerrar las puertas, avanzar dos centímetros, y detenerse frente al semáforo. A pesar de que realmente no se había alejado del paradero, el tranvía no volvía a abrir las puertas. Si  no llegaste a tiempo, piña pe.

Aquellos que tomaban el tranvía desde Burjassot para luego cambiar al metro en la estación de Empalme sabrán de qué voy a hablar ahora. En esta estación el metro no es subterráneo, es más, uno en el metro ve al tranvía, y viceversa. Algo que ocurría mucho era que ambos, metro y tranvía, llegaban al mismo tiempo a la estación. Por supuesto, esperar a que la gente del tranvía llegue al metro era impensable. Uno veía a aquellos desafortunados que tenían que cambiar correr como locos... y ver como las puertas del metro se les cerraban en las caras, y ver al metro partir todo campante.


Otro tema son los buses nocturnos. Tener unas diez líneas nocturnas a partir de media noche, pasando una vez cada hora, no es bacán. Okey, tal vez no es Grenoble, donde los buses nocturnos empiezan a las ocho de la noche, y el transporte público se acaba a medianoche (en Grenoble no se sale de fiesta, no, no)... pero poner dos buses cada hora tampoco es un esfuerzo tan grande, ¿no?

Ahora, tengo que admitir que el transporte en Valencia ha mejorado un huevo. Hoy en día existe el ValenBici, que corrige el problema de los buses nocturnos (chapa tu cleta nomás). Además, los paraderos ahora tienen un código, de forma que uno puede enviar un SMS a un número, y te indican cuánto tardarán los próximos buses (así que si se demorará más de diez minutos, puedes tomarte un cafecito). Bacán.

Por supuesto, todo esto lo implementaron un par de meses antes que yo me mude.
Malditos.

De Padova no hay mucho que decir. También estuve en bicicleta, y los rollos feos ustedes los conocen.

En Würzburg no anduve en cleta. Allá había que tomar bus. Y bueno, también he hablado de las primeras complicaciones al respecto. A decir verdad, a pesar que la universidad se encontraba un poco lejos, y los buses no eran muy frecuentes, la cosa funcionaba. El problema principal era que costaba un hue-vo. Así, separado. Peor aún si uno se quería mover en tren, había que romper el chanchito en esos casos.

Por supuesto, hasta que descubrí el Mitfahrgelegenheit. Les toca a ustedes averiguar qué es. Y no me llamen maldito. Yo también me demoré un huevo en saber qué era, más aún en pronunciarlo.

No diré nada del transporte en Ginebra, porque básicamente sería repetir lo que dije de Würzburg, pero sin Mitfahrgelegenheit. Por suerte.

Y ahora... Roma. Ay ay ay ay...

Empecemos. Roma tiene dos líneas de metro. Sí, no se rían. Caput Mundi, que le dicen. Y tiene dos líneas.


No sólo eso. Ahora, la línea que uso, la Línea A, no funciona en la noche. Hasta las nueves nomas, jefe. ¿Y por qué? No, que estamos construyendo la Línea C, y hay que cerrar la Línea A, porque nos cansamos. Ahhh... ¿y cuánto tiempo llevan construyendo la Línea C? Pues qué decirle, jefe, serán unos cinco-ocho años.... Ahhh... auguri!
 
Las mañanas son lo máximo. ¿Han escuchado ustedes del problema de sobrepoblación en el mundo? ¿No se habrán preguntado alguna vez dónde está toda esta gente? Pues fácil, están todos metidos en el metro de Roma. TODOS.

¡Y qué decir de los trenes! No, señores, el problema no es que los trenes a veces están con retraso. ¡A veces pasan antes de tiempo! ¡Han habido veces que me he he quedado estancado en Frascati por 45 minutos porque el porco tren pasó cinco minutos antes!

Ustedes dirán, no pes, lo que pasa es que tienes el reloj atrasado. Tienes que sincronizarlo con el reloj de Termini. ¿Y cómo hacerlo, mis estimados, si cada reloj de Termini muestra una hora distinta? Así, así, ¡hasta con cinco minutos de diferencia! Por ello, pa ir a la chamba, siempre trato de estar 10 minutos antes en el tren. Mejor prevenir que lamentar.

Los buses también son otra historia. Acá también existe el sistema de Valencia, aunque no por SMS, acá hay que entrar a una página web y te dicen a qué hora pasa el bus (o sea, los que no tienen internet se fregaron). No obstante, este sistema no resulta muy confiable. Hace un tiempo estuve esperando la línea 87, alrededor de medianoche. El sistema indicó que un 87 pasaría luego de 30 minutos, y me dije va bene, espero. 40 minutos después, pasó un bus anunciando que iba al depósito, y luego el 87 despareció del sistema. Oops. Y claro, luego ya no pasaba otro. A caminar a casa, dai, 45 minutos más.

Maledetto...
 
Acá también podría seguir por bastante tiempo, pero ya me está saliendo larguito esto. Así que los dejo, sin otra esperanza que el sueño del carro propio. A mi me falta un huevo pa eso, creo...

jueves, 29 de septiembre de 2011

El Transporte Público, Parte I

En estos días, luego de la noticia de los neutrinos superveloces, supongo que se pondrá de moda hablar del movimiento. Así que nada, me uno a la moda.

Mi intención inicial era hablar pestes del transporte público en Roma. Ahora, luego de pensarlo un rato, me di cuenta que esto sería un poco descarado de mi parte, considerando que el transporte en Lima da más pena que un submarino a remos. Contextualicemos, entonces, a la gente que no conoce las combis... y luego habrá que darle duro al transporte público de Roma en otro post. Así que, miren miren, este será un post no sobre mis desgracias en Europa, sino de las desgracias de miles de peruanos que tienen que moverse diariamente en las temidas combis. Pero no nos adelantemos, que este post, oh cielos, tiene estructura.

Introducción

El símbolo del transporte público en Lima es la combi. Esta palabra, según Wikipedia, viene de Kombinationfahrzeug (Schickimicki Deutschland!!!), y se refiere al típico Volkswagen hippie para 10 personas que aparece en las películas. Pues nada, en Lima no son hippies, y los usamos pa' el transporte público. Ah, y no metemos a 10 pasajeros, metemos a 25. Sin incluir el chofer y el cobrador.

Ya con eso empezamos mal. Por supuesto, existen otros tipos de buses, está el coaster (pronunciado cúster, como los jeans) y el ómnibus grande de 100 pasajeros (donde evidentemente meten una cantidad de gente cercana a un orden de magnitud superior).

Okey, ya mencionamos a los protagonistas. La combi, el coaster, el ómnibus, el chofer, el cobrador y los pasajeros. Establezcamos entonces el escenario.

El transporte público en Lima me parece un ejemplo de aquello que algunos llaman "libre mercado." Básicamente, si tienes suficientemente plata, te compras tus cinco docenas de combis y empiezas tu propia compañía de transporte. Esto no sería un problema si el transporte público estuviera bien regulado, pero como no lo está, pues básicamente reina el caos (como la economía, dai). Existen más de 500 rutas dentro de la ciudad, en unos vehículos en pésimo estado que por lo general no respetan casi ninguna regla.

Escenario establecido. Que empiece la función. Podemos describir el típico viaje en combi siguiendo los siguientes pasos:

1. La Ubicación del Pasajero:

Evidentemente, antes de viajar en una combi, uno tiene que subir a ella. Ahora, tomando en cuenta que no existen realmente paraderos para la combi, ubicarse en un sitio apropiado es de extrema importancia.

Al no existir paraderos, un sitio apropiado (para la combi) es básicamente aquel en donde uno sea visible. Porque la combi es tan, pero tan amable, que se detendrá donde sea para recoger a algún pasajero.

Para el resto del mundo, un sitio apropiado es aquel donde una combi detenida, recogiendo pasajeros, no te arruine el día. Por lo cual, el pasajero ultra-considerado buscará subirse a las combis solamente en intersecciones con semáforos, y sólo cuando el semáforo está en rojo (pero eso jamás lo he visto). Un pasajero moderadamente considerado se subirá a la combi en cualquier "esquina posterior," es decir, la esquina al final de la cuadra, aquella donde la combi no bloquee ninguna calle. Los pasajeros inconscientemente desconsiderados se subirán a la combi en la "esquina anterior," aquella donde una combi detenida bloquea el tránsito en la calle perpendicular. Y los pasajeros que odio son los que se suben en cualquier sitio, ya sea esquina, mitad de la cuadra, mitad de la calle, rotonda o copa de un árbol. Y los hay, muchos.

2. Identificación de la Combi:

Ya les dije que no existen paraderos. Entonces, ¿cómo hace uno para saber qué combi pasa por qué calle? Pues se usa la experiencia, y la buena memoria. No obstante, existen otros métodos para averiguar si la combi llevará a uno a donde quiere.

El primer método es leer a la combi. Literalmente. La combi, en su benevolencia, sabe que es difícil que uno se entere por dónde pasará. Para simplificar la vida de los pasajeros, tiene las rutas principales tatuadas en sus lados, y a veces algún sticker en el parabrisas (alguna vez fueron 80 stickers, hasta que se prohibieron por obstaculizar la visión del chofer).

No obstante, el método más común es escuchar al cobrador. Efectivamente, entre sus muchos trabajos, el cobrador debe anunciar la ruta a seguir. Por lo general, para hacerlo, saca la mitad del cuerpo fuera de alguna ventana del vehículo, y grita. No, no, en serio, está ahí, medio colgado, anunciando la ruta, buscando pasajeros y evitando árboles. Es entonces que surge la típica frase del cobrador, llena de profundidad filosófica y sentido poético: "Habla, ¿vas?"

3. Subirse a la Combi:

Momento de gran peligro para el pasajero. Aquí empiezan las grandes preguntas de la vida: ¿se detendrá la combi? ¿O tendré que subirme a la volada? ¿Y si me caigo? ¿Y si me rompo la cabeza? ¿Qué pasa si termino en el hospital? ¿Quién cuidará de mi gato, Michifús? ¿Por qué no tomé ese seguro de vida? ¿Hasta cuándo durarían mis ahorros? Pero... ¿a dónde es que iba?

Se preguntarán entonces, ¿por qué no se detendría la benevolente combi? La explicación es sencilla. Un detalle de tener varias compañías de transporte no reguladas es que a veces (léase casi siempre) las rutas coinciden en los tramos centrales, por lo cual empiezan las "carreritas." Esto significa que es típico ver dos combis furiosas yendo a toda velocidad por la calle, frenando sutilmente para darle al pasajero suficiente tiempo para subir. Lo más frustrante es cuando estas carreritas ocurren entre dos combis de la misma empresa...

Y claro, no todo es frustración, también está el miedo. Digan lo que digan, ver a dos omnibuses gigantes, con 300 personas cada uno, compitiendo a 95 km/h da mucho, mucho miedo. Es ahí cuando uno realmente se da cuente de la diferencia entre velocidad y momentum.

4. Acomodarse.

Aparecen acá las otras grandes frases del cobrador. "¡Señorita, acomódese!" O también "Ya pes causita, al fondo hay sitio."

¿Qué significan estas maravillas del idioma de Cervantes? Básicamente, lo que se le pide (amablemente) al pasajero, es que se estruje entre los pasajeros existentes, de forma que en un espacio para dos entren tres. O cuatro, si no son gordos.

Por supuesto, esto siempre y cuando haya dónde sentarse. En el caso contrario, a olerle el sobaco al pasajero más cercano. Caballero. Hay que acomodarse.

5. Culturizarse.

Un viaje en combi no es sólo un modo de transportarse. Un viaje en combi es una experiencia trascendental, una aventura que proporciona cierto tipo de conocimiento no estándar.

Uno aprende tantas cosas en la combi. Para empezar, la jerga, que ya hemos descrito.

La segunda cosa que uno aprende es sobre los nuevos hits musicales. Por supuesto, los hits tienen que ser de Radiomar Plus (¡categóricamente superior, ay que rico!). Pero vamos, ¿de qué otra forma podría conocer uno canciones tan geniales como El Gato Volador???

La tercera cosa que uno aprende en la combi, especialmente cuando va parado, es que acá todo es chévere, la música, el chofer y el cobrador. O que Jesús es mi copiloto. O que mi educación depende de usted. O de las miles de cosas que dicen los stickers pegados a las paredes interiores de la combi. Yo les dije, es una experiencia trascendental.

La cuarta cosa que uno generalmente llega a aprender es cómo evitar robos. Aunque de eso ya les he hablado alguna vez.

La quinta cosa que uno puede aprender, si se esfuerza y se tiene habilidades lógico-deductivas mejores que las de Sherlock Holmes, es el idioma de los dateros. Los dateros son personas que no se suben nunca a la combi (saben bien en lo que se estarían metiendo), pero que desde fuera, en las esquinas, brindan datos de otras combis al cobrador. Sí, son espías. Y como buenos espías, hablan en código: "vas con siete, pero va sopa." Ustedes averigüen qué significa, yo nunca lo logré.

6. Pagar y bajarse.

Por lo general, cada 15 minutos el cobrador se dará cuenta que, debido a haber estado llamando pasajeros, abriendo-cerrando la puerta, esquivando árboles o haciendo estadísticas con los dateros, se ha olvidado su trabajo fundamental: cobrar.

Al darse cuenta, hará su llamado: "¡Pasajespasajes!" Este acto será generalmente seguido por el cobrador tomando unas cinco, diez monedas en la mano, agitándolas de forma que hagan ruido. Llego el momento de luchar con el cobrador, de forma que cobre un sol en vez de un sol con veinte centésimos. A mi, con mi pinta de gringo, esta batalla siempre terminó en el fracaso.

Luego de esto, uno ya puede bajarse de la combi. El primer paso para ello es avisarle al cobrador, cosa que no es fácil si uno toma en cuenta que este se la pasa con la mitad del cuerpo fuera del vehículo.

Una vez que se obtiene la atención del cobrador, se le indica dónde se desea bajar. Lo ideal es algo fácil, tipo: "Esquina." Otro método es decir "Cruce con Angamos," por ejemplo, que indicaría que uno se baja en el momento que la combi esté por cruzar la avenida Angamos (vamos, no tiene que ser la Angamos, puede ser la Arequipa, pero sólo si se han portado bien). También existen los paraderos reconocibles: "Bajo en pollería," "teléfono baja," "esquina izquierda," "puente," etc etc etc.

El cobrador entonces procederá a comunicar este deseo al chofer. Por supuesto, el chofer está conduciendo, así que no se le puede molestar. Solamente el cobrador está autorizado de perturbar ese estado de ánimo, cuasi en nirvana, típico de un Guild Navigator. Este es un proceso delicado, que básicamente se reduce al cobrador gritándole al chofer lo mismo que uno le ha gritado al cobrador. Pero por alguna razón, al cobrador el chofer sí le escucha. Magia, según yo.

Finalmente, hay que bajarse. Por supuesto, esto puede no ser trivial, todo depende si la combi decide detenerse o no. En caso de no detenerse, el cobrador lo indicará con un "¡Pie derecho!" ¿No entienden? Confíen en mi, si alguna vez saltan del lado derecho de un vehículo en movimiento, y no quieren rodar en el piso, lo mejor es aterrizar primero con el pie derecho. Inténtenlo, es divertido (pero no se olviden del seguro de vida).

Epílogo:

Podría seguir con esto por horas, pero vamos, no hay razón para seguir torturándolos con estas historias, muchos de ustedes las conocen por experiencia propia.

Ahora, por alguna razón, aquella persona que haya usado las combis por un tiempo prolongado y no haya tenido un accidente, les termina teniendo cierto cariño. No sé por qué, tal vez sea una cosa masoquista que uno desarrolla. Tal vez sea otra cosa... pero la jerga se queda. Los stickers también. Los moretones... por suerte esos no.

Ahora, si es que el tranporte en Lima tiene alguna ventaja, es que dentro del caos y del tráfico, termina funcionando. Vamos, de las 500 rutas, ¡alguna te tiene que llevar a tu destino! Y si perdiste un bus, no tienes que esperar 20 minutos a que pase el próximo. Seguro que en 20 segundos pasa uno de otra empresa, empiezan las carreritas, y llegas más rápido a tu destino. Si no mueres en el camino, claro.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Diálogo PG-13

Digamos que esto le pasó a un amigo de un amigo. Esta conversación no fue exactamente así, pero se llevó a cabo más o menos de la siguiente manera:

Ella: Oye, tengo una llamada tuya.
Él: Ah, sí, te llamé antes de que llegaras, pero no contestaste.
Ella: No, es otra llamada.
Él: ¿Otra?
Ella: Sí, a las 12:50.
Él: Ah... debe ser el maldito touchscreen del teléfono. A veces pasa que de casualidad se aprieta cierta combinación de botones, y no sólo se desbloquea, sino que termina llamando gente, o entrando a internet, o lo que sea.
Ella: ¿Y llama?
Él: Sí, déjame verlo... claro, en el registro de llamadas te tengo a ti, a las 12:50.
Ella: Ahhh...



Él: Y... también tengo tres llamadas hechas a una tía.
Ella: ¿Una tía?
Él: Sí, una amiga de mi madre, a quien debería ir a visitar uno de estos días. Lo que no entiendo es cómo el teléfono puede haber hecho tres llamadas... Y no sólo eso... en el último registro sale una conversación de 25 minutos...
Ella: ¿Cómo?
Él: No sé, debe haberse registrado en la grabadora, o algo.
Ella: ¿Le has dejado a tu tía un mensaje de 25 minutos, a las 12:50 de la mañana?
Él: Sí.... hmmm.... ¿qué estábamos haciendo a esa hora?


Ella lo miró a Él.

Él: 'Cha mare...

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Y bueno, como salió cortito, les dejo un videíto:
 

lunes, 1 de agosto de 2011

Por Qué No Me Gusta "The Big Bang Theory"

Okey, señores, lo siento mucho, pero hoy me pongo friki. ¿Cómo? ¿Que siempre lo soy? Pues bien, mis estimados, les cuento que lo que han leído hasta ahora no es nada. Los ejemplos que les voy a contar a continuación perturbarían al mismo Cthulu, así que ¡tengan cuidado!

En los últimos años ha ocurrido un cambio muy fuerte en la reacción de la gente cuando les digo que soy físico. Usualmente esperaría una cara de espanto, y una necesidad fuerte de cambiar de tema. Pero en los últimos años, la reacción típica es un: "¡Ah! ¡Como los de The Big Bang Theory! ¡Qué graciosos que son!"

Así que ahora, de ser un monstruo, he pasado a ser payaso. Bien ahí.

Supongo que la mayoría de gente no-física podría esperar que me guste ese show, después de todo, son bromas de física, como las que hago todo el día, ¿por qué no me debería gustar?

Pues les cuento que no. No me da la más mínima gracia. Es más, ¡me aburre! ¿Y por qué? Sencillo, mis estimados, es porque este tipo de chistes los escucho tooooodo el condenado día. O los hago yo, o los hace mi compañero de oficina, o los escucho por Facebook, o qué sé yo. Pero los chistes científicos no son novedad, no señor.

Déjenme contarles un par de anécdotas de físicos, a propósito de mi viaje a Grenoble, a la conferencia de EPS HEP.

La frikeada empezó antes de la conferencia, donde se anunció que tendríamos un partido de fútbol. Aparentemente este sería uno más justo que aquel en Benasque, donde jugamos 18 físicos contra 11 jugadores locales, y perdimos 12-0. Acá eramos físicos contra físicos, all the way. Y acá la vergüenza la perdíamos todos juntos.

Al final del anuncio, apareció el siguiente párrafo:
To help form the teams, one of you had an interesting idea, each player says the parallel session number she/he contributed to or tells the parallel session she/he prefers.  If you prefer playing for the Higgs or the Neutrinos .... A number between 1 and 11. A great theorist will help us do the 11->8 compactification.
Bien ahí. O sea, yo, que participaría en la paralela de física de sabor, podría pertenecer al Equipo Sabrosón. Como debe ser, carambas.
No me sorprendió mucho cuando Straub, un colaborador, me mandó a mi y a un par de amigos suyos la sugerencia de formar un Equipo de Sabor. Perfecto... La verdad, había tenido suficiente con el 12-0 de la vez pasada, así que decidí pasar. Déjenme traducir qué les envié:
Aunque a Perú le esté yendo bien en la Copa América (que podría decir buenas cosas de nuestras habilidades futbolísticas), lamento decirles que no soy un punto representativo dentro del espacio de jugadores de fútbol peruanos (algunos hasta dirían que soy fine-tuned). Por ello, con el fin de evitar el odio perpetuo de la gente, por lo general prefiero evita ese tipo de interacciones deportivas. 
Okey, pueden matarme si quieren, pero antes de hacerlo deben saber que la Supernena se rió cuando se lo conté, así que tan malo no puede ser mi chiste.

Porque fue un chiste, eh.

Anyway. El viaje a Grenoble fue laaargo, estaba en Valencia en ese momento, y tuve que ir a Düsseldorf, luego cambiar a Lyon, y de allí tomar un bus a Grenoble (¡lo que hace uno por la física!). Llegué a la residencia destruído, a las 11:00 de la noche. Al llegar, descubrí que habían varios edificios en donde podía entrar, y tomé uno aleatoriamente.

En ese edificio no sólo supe que estaba en el sitio correcto, sino que encontré a la vez algo muy revelador: sólo había internet en el lobby. Era evidente, en el pequeño lobby de 10 metros cuadrados había 12 personas con sus laptops, todas concentradas. Tenían que ser físicos.

Lo peor: una hora después, me uní a ellos.

Bueno, podría seguir contándoles cosas como el Éxodo de 45 minutos desde la residencia hacia el lugar de la conferencia debido al corte de transporte público por el Tour de France (geniales, los organizadores), o del Men's Night en el pub, discutiendo cómo se ve el problema de la jerarquía del Higgs en el caso de no usar teoría de perturbaciones, o de lo maleadamente ridícula que fue la fiesta disco luego de la cena de la conferencia. Segúramente si han visto The Big Bang Theory, se lo pueden imaginar.

Lo único que les cuento es que la final del campeonato de fútbol fue entre los electrones y los neutrinos, y por supuesto, ganaron los electrones. Los neutrinos sólo podían patear con la zurda.

Así que no me gusta, pe. Porque realmente no hay nada nuevo, no me saca de mi vida diaria. Y lo peor, frente a la sociedad ya no soy el monstruo a quien a veces miran con respeto (que vamos, algo de bien le hace al autoestima), sino el payaso idiota que tiene problemas en hablar con mujeres, que es adicto a juegos de video, y que tiene pizarras en la sala. Y vamos, tal vez sea eso más o menos cierto, ¡pero no se tenía que enterar el resto!

Pos nada. Hoy intenté recuperar la imagen de los físicos, y le conté a La Suiza Melancólica sobre la historia del problema de los neutrinos solares mientras esperaba su bus. Y juzgando la velocidad con que se subió al bus cuando este llegó, estoy seguro que ahora mira a los físicos con una nueva perspectiva.

Bien ahí.

viernes, 1 de julio de 2011

El Complot

Los últimos días he estado jugando un juego bastante peligroso a partir de un descubrimiento. ¿Qué cosa descubrí? Pues resulta que el amor que los italianos le tienen a su comida parece estar estrechamente vinculado a su propia autoestima. Hablar mal de la comida italiana es casi equivalente a mentarles la madre. Es cierto, si uno quiere perder amigos en Italia, lo primero que tiene que hacer es decir que le da asco la comida italiana, y basta.

Por ejemplo, la otra vez, un chico me preguntó si me gustaba más la comida peruana o la italiana, y al yo responder sinceramente "La peruana, es más variada," se dio un silencio sepulcral en la cena. Yo no sabía dónde meterme, tenía como cuatro personas mirándome con cara de "Ya no te quiero, maldito bastardo." Afortunadamente, uno de ellos tosió, con lo que se rompió el hielo, y la cena se reanudó. Puf.

Anyway, este descubrimiento me ha llevado a jugar un jueguito peligroso. Ustedes saben, yo soy una bestia, me encanta pisar el palito. Y amo el peligro. Mi jueguito básicamente es el de criticarles a los italianos su comida, y ver cómo reaccionan. Y siempre, siempre, lo hacen mal.

Ahora, parece que alguien le avisó al Ministerio de Defensa italiano de mi jueguito, y la ciudad entera colaboró para destruirme. Sí, en serio, permítanme contarles.

Hace unos días, me encontraba yo con Nuria y Giulio en el restaurante Da Baffetto 2, uno bastante reconocido en Roma. La idea era despedir a Nuria, que se regresaba a Valencia después de tres meses de estancia en Roma. Anyway, cuando pedimos las bebidas, pedimos un vino y un agua, con lo cual el mesero dijo: "Pero, ¿el agua la quieren natural o con gas? ¡Ya que si es con gas podemos hacer un spritz!"

Y después dicen que soy yo quien hace los chistes malos.

Ahora, habiendo vivido en Padova, una de las cunas del spritz, no pude permitir que se dijera semejante disparate. En mi bravissimo italiano, y medio en broma y medio en serio, le dije que no pe, que eso no era spritz, que para empezar faltaba el aperol, y que esto era una prueba más de que acá en Roma no saben hacer bien ese trago.

Pues al mesero no le gusto nada la broma. Su cara nos dio miedo, a todos. Y parece que fue la gota que derramó el vaso, pues justamente ahí empezó El Complot. Roma se decidió a deshacerse de mi. Pero no me adelanto.

La cena fue bien. Me comí unos rigatoni alla ciociara bastante buenos, y luego compartimos una panna cotta. Todo bien, salimos por ahí, tomamos alguito... y en eso el dolor empezó.

Fue bastante sutil al comienzo. Una pequeña incomodidad estomacal. No obstante, media hora después, la cosa se ponía un poco seria. Alrededor de las 2:30 am, les dije a los dos que ya no podía, que me iba a casa. Estaba seguro que si iba al baño, y luego me tomaba una wawasana digestiva, todo estaría bien.

Llegamos Nuria y yo al Circo Massimo, en donde pasó su bus inmediatamente. Me dejó, y me quedé esperando mi bus. Que no pasaba, en absoluto. Después de esperar un buen tiempo, y empezar a sufrir una agonía estomacal cada vez mayor, el bus se decidió a pasar. Llegué a mi casa a las 4:00 am.

Paso número 1: dejar al topo escapar. Paso número 2: wawasana. ¿Alguna mejora? ¡Absolutamente ninguna!

Me quedé en cama un buen rato, y la agonía cada vez era mayor. No pude dormir. Y mientras agonizaba, tuve un momento de lucidez, y me di cuenta que todo era parte de El Complot.

En toda la noche, Giulio, Nuria y yo comimos exactamente lo mismo, a excepción de los rigatoni. Por ende, estaba más claro que el agua, los italianos se habían hartado de mis críticas a su comida, y habían decidido eliminarme. ¡Y qué mejor forma que envenenándome con su comida! Además, encontré muy sospechoso que el bus de Nuria haya pasado tan rápidamente, y que el mio se haya demorado tanto. Parecía que querían que muriera lentamente y que nadie me pudiera ayudar.

A las 7:00 am, con el estómago por estallar, decidí ir al hospital. Era demasiado. Llamé a un taxi, pero, ¡oh sorpresa! Me dejaron con la musiquita. Claro. El Complot. Ahora sí, seguro seguro, me querían muerto.

Debía ir caminando, por suerte el hospital no quedaba lejos, y tenía la esperanza de que fácil en el camino encontrara un bus. De todas formas, al salir decidí no avisarle a Martina, mi compañera de piso, ella tenía que estudiar ese día, y además, era italiana, fácil estaba involucrada en El Complot.

Pues nada, me arrastré hasta el ascensor, salí a la calle, y me dirigí al hospital. En el camino, encontré un autobús, pero, ¡oh sorpresa! No me quiso recoger. El chofer dijo que era porque el paradero estaba un metro más atrás, pero yo sabía bien cuál era la razón. Él era parte de El Complot.

Maldito.


Dirigí mi cuerpo moribundo al hospital, y por desgracia entré por la puerta equivocada. Le pregunté al primero que encontré dónde demonios quedaba Emergencias, este levantó la cabeza, me dijo "al fondo, a la derecha," y regresó a mirar su celular. Seguro era el jueguito de la culebrita...

En eso, vi un doctor. Con esperanza, me dirigí hacia él, pero básicamente me apuntó hacia Emergencia, y se fue corriendo. Cierto. Todos los italianos eran parte de El Complot. Todos.

Al llegar a Emergencias, me dejaron esperando un buen rato. Vamos, hasta las 9:00 am. Llevaba ya seis horas de dolor, y cinco de agonía. Estoy seguro que los italianos esperaban que muriera en este tiempo, pero por suerte los peruanos tenemos un estómago de hierro (por lo menos todo peruano que ha comido la hamburguesa del Tío Bigote frente a la PUCP y ha vivido para contarlo). ¡No sería vencido tan fácilmente!

Al final, a regañadientes, me hicieron pasar. Me pusieron una inyección, y ¡oh sorpresa! El dolor desapareció casi inmediatamente. Muy raro. Me dijeron que esperara una hora, y que verían cómo estaba luego.

Pues nada, en esa hora no me pasó nada, es más, me sentí de lo más bien. El doctor me dijo que okey, que me podía ir, pero que porsiaca me tomara un antibiótico. Al salir, pensé por un momento que me había salvado, pero no. Apenas salí del hospital, el dolor empezó otra vez.

Porcas inyecciones con sólo una hora de garantía.

Resulta que era domingo, así que no esperaba encontrar una farmacia abierta. No obstante, ¡la encontré! Y claro, El Complot había reiniciado, la farmacéutica me dijo que no tenía el antibiótico.

Maldito Complot.

Busqué mas farmacias, pero estaban todas cerradas. Mi estómago empezó a removerse, los síntomas se empezaron a repetir. Decidí ir a una farmacia de 24 horas que quedaba un poco lejos, pero vamos, era de 24 horas. Estaría abierta, y ahí seguro tendrían el antibiótico. Pero, por supuesto, la farmacia estaba cerrada.

Maldito, maldito Complot.

Empecé a arrastrarme otra vez. Llegué a mi casa, donde estaba Martina. Al verme, se aterró por mi estado, y, tomando la receta, fue inmediatamente a Termini a conseguir el antibiótico. Hmmm...empecé a considerar que Martina no fuese parte de El Complot. A menos que, claro, hubiera fugado con la única receta que pudiera salvar mi vida.

No obstante, Martina sí volvió, y con el antibiótico. Al tomarlo, después de pocos minutos, mi estómago se calmó. Y es más, pude dormir. Luego de casi 12 horas de sufrimiento, estaba empezando a sentirme mejor. Varios días después, sigo vivo. El Complot fracasó.

No obstante, ¿cómo puede ser que Martina, siendo italiana, hubiera hecho que fracase El Complot? ¿Por qué arriesgar su vida, su seguridad, por un peruano a quien el Ministerio de Defensa quería eliminar? ¿Estaría en desacuerdo con la política italiana? ¿Sería tal vez una rebelde sin causa? ¿Tendría miedo de vivir sola si yo muriese? O tal vez... ¿tal vez sería buena persona?

Pero no, luego lo razoné mejor (ustedes ya se habrán dado cuenta que soy un astro razonando las cosas). Martina es de Montagnana, es decir, es cuasi-Padovana. Por ende, la conclusión es que ella se solidarizó conmigo, ya que ¡ella estaba de acuerdo con mi comentario sobre el spritz!

Ay ay ay, qué país de locos, Mare Meua...

miércoles, 22 de junio de 2011

Con Respecto Al Amanecer

Hay veces en que uno simplemente necesita juerga. Ya sea por estrés en el trabajo, por insatisfacción en casa, por frustraciones sociales (o por las tres cosas al mismo tiempo), hay un momento en el que el cuerpo dice: "¡Olvídate, güey! ¡Quiero ver un amanecer!"

Y bueno, al cuerpo a veces hay que hacerle caso.

El plan era sencillo. Me juntaba con El Italiano Bonachón, nos tomábamos un trago en el bar donde trabajaba La Finlandesa Demente, y terminábamos en el cumpleaños de La Profesora de Italiano. Y si la fiesta terminaba pronto, nos íbamos a otra fiesta donde sea. Lo importante era estar despiertos hasta ver el amanecer.

Llegamos al bar de La Finlandesa Demente, que estaba vacío. Bueno, obvio, eran las 9:30 pm, a esa hora no empieza la juerga. La chica en cuestión lamentablemente estaba muy ocupada para hacernos mucho caso, pero por conocerla recibimos un descuento: 5 euros por la peor spritz que he tomado en mi vida. Hooray.

La Finlandesa Demente nos dijo que terminaba de trabajar a las 3:00, y que necesitaba compañía hasta las 5:00 de la mañana, hora en que salía su tren a casa (La Finlandesa Demente vive en un sitio lejano que llamaremos El Poto Del Mundo). La situación nos pareció perfecta, le dijimos que nos llamara al salir y le decíamos dónde estábamos. Chévere.

Pues nada. El Italiano Bonachón y yo nos dirigimos a Garbatella, donde era la fiesta de cumpleaños de La Profesora de Italiano. En el camino vimos un manchón de chicas guapas tomando bebidas aparentemente alcoholizadas, bastante cerca de la estación de Pirámide, y nos extrañamos, ya que por esa zona no hay nada. Bueno, nos dijimos, si la fiesta está aburrida, nos vamos a Pirámide y ya está.

La fiesta de La Profesora de Italiano estuvo simpática. Habían un par de caras conocidas, así que bien, pudimos integrarnos relativamente bien. Lamentablemente, después de poco tiempo el equilibrio hombre-mujer se perdió. Parecía que habían tres chicos por cada chica. Luego, La Suiza Melancólica decidió irse. De allí, La Alemana Italoparlante dejó de hacernos mucho caso. La Gringa Complicada se desacopló del grupo. La Mexicana Extrovertida se encariñó con el novio. La Gringa Simpaticona, a quien El Italiano Bonachón le había echado el ojo, partió. Particularmente, no le encuentro mucho gusto a bailar solo o entre hombres, así que al ver la situación, El Italiano Bonachón y yo nos dijimos: somos fuga.

Salimos a las 2:00 am, dispuestos a encontrar la mejor fiesta en Garbatella. ¡Y claro que la encontramos! Era una en donde habían tres chicas y catorce chicos, mirándose las caras. Por supuesto, ni se nos ocurrió entrar, Garbatella ese día era un barrio muerto. Seguimos adelante.

Decidimos ir a Testaccio, donde trabajaba La Finlandesa Demente. Seguramente para entonces el local se habría animado, y de todas formas, faltaba poco para que la chica saliera de la chamba. En el camino pasamos por Pirámide, y descubrimos que todas las chicas guapas habían desaparecido. Mannaggia.

Testaccio era un desierto. Parecía película del lejano oeste, sólo faltaba la bola gigantesca de polvo dando vueltas en el horizonte. No entendíamos qué pasaba. Llegamos al bar, y estaba desierto también. Anyway, esperamos a La Finlandesa Demente una media hora. Vamos, recién eran las tres de la mañana, en principio teníamos dos horas más para juerguear. El plan ya estaba trazado: iríamos al centro, a un hueco al costado del bar irlandés, que estaba abierto hasta quién sabe cuándo. Ese sitio seguramente seguía vivo.

Lamentablemente, La Finlandesa Demente, al salir del trabajo, nos dijo que no quería juerguear.

Repito.

Lamentablemente, La Finlandesa Demente, al salir del trabajo, nos dijo que no quería juerguear.


La niña nos dijo que quería compañía hasta las 5:00 de la mañana, pero que en ningún momento había dicho que quería fiesta. Le dolía la espalda, y al día siguiente tendría poco tiempo para dormir, ya que tenía que llegar a casa (recuerden que vive en El Poto Del Mundo) y sacar a pasear a sus perros.

El problema es que El Italiano Bonachón y yo somos buena gente. En mi caso, esto ha demostrado traer los peores resultados posibles. Pero no aprendo pes.

Así que la acompañamos. En la sanguchería más tela de la zona. Luego de una hora, el pobre Italiano Bonachón cayó rendido, y le dejamos ir a casa. Media hora después, casi desfalleciendo del sueño, recordé que el tren a El Poto Del Mundo seguro pasaba por la estación Ostiense, que estaba muy cerca de la sanguchería. Nos dirigimos allá, y efectivamente, ahí estaba el tren. Rodeado, por supuesto, de todos los mendigos de la zona. Así que no podía dejar a La Finlandesa Demente sola. Genial, a esperar hasta las 5:00.

Al partir el tren, evidentemente decidí ir a casa. Por desgracia, al salir de la estación, vi el último autobus nocturno salir. Salir sin mi, por supuesto. Así que me quedé en la calle, esperando a que pasara el primer autobús diurno que me llevara a la cama.

Yo sé que dije que quería ver el amanecer, pero no que quería verlo en el paradero del bus. 'Cha mare...

(Por cierto, ya sé a dónde se fueron las chicas guapas. Vamos a ver si hay más suerte en otra ocasión. )

lunes, 13 de junio de 2011

El Evento

Este último fin de semana me vino a visitar la Cazavampiros. Su visita coincidió con El Evento aquí en Roma, al cual quería/debía asistir y, para que no hayan malentendidos, reproduzco acá el mensaje exacto que le envié al respecto:

Ah, verdad... a ver, cómo te explico... 
Resulta que estoy colaborando con Amnistía Internacional.
Ellos tienen varias campañas.
Una de ellas es una campaña a favor de los derechos de la gentita LGBT
Y el sábado hay una manifestación a favor de sus derechos.
Y yo debería estar ahí.
Y como tú estarás conmigo...
Pues... ¿qué te parece si vamos un ratito a la marcha pro-derechos LGBT?

Ahora supongo que entiendes por qué te he explicado tanto el asunto, porque si de cajón te decía "Oye, acompáñame a una marcha gay," seguro que te llevabas la idea incorrecta.

Y eso. Supongo que ustedes entenderán también.

El Evento tenía como gran atracción a Lady Gaga. Las noticias decían que iba a estar presente dando su apoyo, y que luego de un discurso iba a dar un mini-concierto. Chévere. No es que yo sea fan de Lady Gaga, pero entre todas estas super-mega-cantantes, es la que me parece más interesante. Y vamos, iba a ser gratis, a caballo regalado no se le mira el diente.

Luego de varias idas y vueltas, logré convencer a la Cazavampiros de ir a la parte final de El Evento. Ella no estaba muy contenta, era su primera vez en Roma, tenía solamente 24 horas en la ciudad, y como que no le afanaba ir a una marcha LGBT. Yo creo que es entendible, pero vamos, yo siempre he sido bien bruto para estas cosas.

Anyway, luego de estar seis horas dando vueltas a Roma (caminamos desde San Pietro hasta Piazza Venezia, pasando por el Castel Sant'Angelo, Piazza Navona, el Panteón, la Fontana di Trevi y Trinità dei Monti), y luego de un descanso de 10 minutos en mi casa, nos dirigimos a El Evento.

Como los buses que nos llevaban a la zona estaban cancelados, y como la parada de metro de Circo Massimo (en donde era el show) aparentemente estaba más cerrada que la Universidad de Valencia en Agosto, nos bajamos en la parada del Coliseo. Ahí, nos topamos justamente con la Gran Marcha de El Evento.

A decir verdad, la marcha fue bastante light. Un par de gente semidesnuda por ahí, plumitas por allá, y ya está. Globos por todos lados, eso sí. Anyway, se suponía que nos encontraríamos con Steph y Dave más adelante, así que esquivamos la marcha, y nos dirigimos al Circo Massimo.

Fue entre toda esta gente que llegué a una de mis Reglas Máximas:

Mira dos veces antes de mirar.

Porque pucha, a pesar de ya haber recibido entrenamiento en ello, uno nunca puede dejar de sorprenderse con lo que encuentra.

Y nada, tengo que admitir que El Evento estuvo entretenido. Parece que juntaron una mancha de como un millón de personas. Ahora, lamentablemente, acabó fatal. Y no, no acabó fatal para mi, como podrían esperar ustedes, lectores malignos. Acabó fatal como evento, y les explico por qué.

Estuvimos en el asunto como cuatro horas. Cuatro horas de solidaridad con gente injustamente discriminada, sí, pero cuatro horas esperando algún show entretenido de la Lady Gaga esa. Y bueno, la chica apareció, dio su discurso (que desde mi punto de vista fue demasiado largo y carecía de estructura, a pesar de tener sus buenas frases), cantó dos canciones (en la versión más depre posible) y fugó. No sólo dejó a todos desilusionados, esperando lo que debía haber sido el inicio de un fiestón, sino que dejó al millón de espectadores LGBT con ganas de cortarse las venas. ¡Fatal! Al final más de la mitad de la gente se fue, y el show parece que tuvo un bajón.

Claro, nosotros también fugamos, había dejado a la Cazavampiros cuatro horas sin comer (por hacer algo que ella no quería hacer), y me preocupaba mi estado de salud.

Así que nada. Entiendo que El Evento haya sido más bien un acto político que un concierto de Lady Gaga, pero vamos, por lo menos debería haber sido pensado mejor como para no decepcionar a tanta gente...

En una nota más seria y/o reflexiva, luego de ver El Evento, y escuchar el "no somos distintos, no somos iguales, pero estamos unidos" (o algo así), debo decir que me encantaría que esto algún día se transforme en algo que no sea sólo de la comunidad LGBT, sino de todo ser humano. Que sea una manifestación a favor de la libertad en ese aspecto de nuestras vidas, en contra de ser juzgado por acostarte con tal cual, o por cuándo decides hacerlo, o whatever. Ya sea con el mismo sexo o con distinto, antes o después del matrimonio, a oscuras o con las luces prendidas, que se respete lo que uno quiera hacer. Sería fabuloso que, en el futuro, heteros, homos y demás se puedan juntar y decir al mismo tiempo "¡Qué le importa al resto todo esto!"

Miren, miren, me salió verso sin esfuerzo. Chévere.

jueves, 5 de mayo de 2011

Con Respecto al Esfuerzo

Cuando yo era chiquito, me dijeron en Lima que a las chicas había que dejarles pasar primero, que había que cederles el asiento, que había que servirles la comida primero, que había que acompañarlas siempre a la puerta de su casa.

La verdad es que no aprendí muy bien eso. Siempre digo que más que como caballero, me comporto como caballo. Pero algo quedó. Algo.

Cuando crecí, me dijeron en Valencia que a las chicas no había que dejarles pasar primero, ni cederles el asiento, ni servirles la comida primero, ni acompañarlas a la puerta de su casa. Me dijeron que mi actitud era machista, retrógrada, y que a las chicas había que tratarlas por igual.

La verdad, tantas bolas no me podía hacer. Es más, mejor así. Me simplificaba mi vida como caballo, a pesa que de vez en cuando se me pudiera escapar alguna de mis antiguas malas costumbres, recibiendo entonces el dedo acusador del machismo.

Crecí un poco más, y me dijeron en Roma que si es que uno le dejaba pasar primero a las chicas, si les cedía el asiento, si les servía la comida primero, si les acompañaba a la puerta de su casa, entonces me estaba comportando como uno de esos italianos malvados, maquiavélicos, que buscaban engañar a las inocentes mujeres para un par de noches de placer. Es más, me llegaron a decir una vez que, por ser latinoamericano, tenían aún menos dudas de ello. Que mi alma seguramente era putrefacta, y sólo buscaba aprovecharme de ellas.

Que conste que esto dicen ellas de los italianos (y de mi, claro). A mi la mayoría de hombres italianos me caen bien. Es más, hasta he dejado de hacerme bolas y ahora los saludo como lo hacen ellos: con beso en la mejilla.

Puaj.

Anyway, pasé de ser el latinoamericano retrógrado a ser el latinoamericano malvado. Y gratis. Bien ahí.

Ya un poco más viejo (poquito nomas), volví a Lima, a visitar. Y me dijeron que les parecía bien ver cómo una persona hacía el esfuerzo de dejar a las chicas pasar primero, de cederles el asiento, de servirles la comida primero, de acompañarlas siempre a la puerta de su casa. Es cierto, señores... mis amigas limeñas caerían redonditas dentro de las garras de los malvados italianos.

Lo único que me ha quedado de esto es que las chica nunca estarán contentas, y siempre habrá algo que haré mal. Locas malditas.

Pero bueno, algo que he aprendido es que no importa. Esté donde esté uno, no va a importar si se le deja pasar primero, si se le cede el asiento, si se le sirve la comida primero, si se le acompaña a la puerta de su casa. Si te quieren, te quieren, y punto. Lo demás son puntos bonus, pero vamos, como todo punto bonus, realmente no sirve para nada.

Así que a olvidarse de tonterías y dejarse querer. Y ya está.

martes, 19 de abril de 2011

Domingo Electoral

¡No! ¡No se preocupen! ¡En este blog no hablaré de política! ¡Pa eso tengo el Facebook!

Además, en este blog yo escribo para reírme de mis pseudo-desgracias, y lo que está pasando en Perú no es como para reírse. Anyway, déjenme contarles cómo pasé este terrible 10 de Abril.

Como buen ciudadano peruano, decidí ir a votar. Bueno, claro, entre votar o pagar la multa por no hacerlo, la decisión fue sencilla. Ese día iba a ser bastante intenso. Tenía que despertarme temprano, ya que a las 10 am me traían la mesa para nuestra piccola terraza. Luego debía ir a votar, regresar a casa para limpiar el baño, hacer mi maleta, preparar una charla y tomar un avión a las 8:30 pm para ir a Valencia. Vamos, intenso.

El día empezó bien. Bueno, vamos, dentro de lo posible. El día anterior me había ido de excursión al lago de Nemi, y luego tuve un cumpleaños hasta algo así como las 3 am. Así que levantarme un domingo a las 9 am para recibir la mesa no era lo mejor del mundo. Menos aún cuando se venía un día intenso. Pero empezó bien, me trajeron la mesa, y resultó perfecta para la terraza. Bien.

Llegué al liceo donde se llevaría a cabo la votación a las 11:30 am, más o menos. Tres colas, todas inmensas. Buen ambiente, vendedores de Inca Kola y habitas a un euro (Mein Gott, ¡qué caras las habitas!!!!), gente haciendo propaganda de fiestas infantiles latinoamericanas (nada de Mad Science, lamentablemente), conversaciones sobre fútbol peruano en Italia (seguro seguimos siendo igual de malos) y comentarios sobre cómo empezar una chacra exitosa (¡aparentemente creciendo coca al comienzo!).

Luego de una media hora, empezó a circular un rumor sobre el liceo. Aparentemente, había ocurrido una fuga de gas, y las elecciones en Roma habían sido canceladas.
¿Perdón?

No sólo eso. Luego la fuga de gas se convirtió en amenaza de bomba.
¿Perdón?

Y luego la amenaza de bomba se convirtió en intento de fraude.
Se complicó el asunto.

Bueno, ¿qué les puedo decir? El domingo, cancelado. En total, cinco malditas horas haciendo cola. Eso, combinado con la excursión del día anterior, la fiesta de la noche anterior y las 6 horas de sueño, no le hace bien a nadie.

No me adelanto. Luego de como dos horas y media, volvieron a abrir el liceo, pero reinó el caos. La frustración estaba por todos lados, hacía un calor terrible, y no había absolutamente nada de información sobre lo que había ocurrido. El ingreso fue ultra desordenado, y rondaban por todos lados los malditos vivos con la intención de colarse. Y en este último grupo había de todo, desde señoras con cochecitos de bebé, chibolos idiotas (como ese baboso con el gorro de los Chicago Bulls), hasta un grupo de monjitas (a quienes simplemente no pudimos largar por vergüenza, y porque eran muchas... después no se pregunten de dónde viene el anticlericalismo).

Una vez superada la cola, uno debía pasar a una plaza, en dónde debía esperar a que le permitieran entrar al liceo. Esto fue el caos en su máxima expresión. Hubo un mar de gente. Aprendí lo que significa ser aplastado (o vamos, lo pude imaginar mejor). Era tierra de nadie, donde lo único importante era estar en primera fila.

Recuerdo que pasaron muchos niños por encima de la gente, para salvarlos del desastre. Por suerte, eso sí teníamos claro. Si había un niño, se le debería dar prioridad. Bueno, lo teníamos claro casi todos. Recuerdo que cuando llegué a la escalera, escuché que había un niño detrás que tenía que pasar. Apoyándome en la escalera, aguanté a toda la gente detrás mío (superhombre Nietzscheano, ustedes saben), para que el niño pasara. En eso, sentí que alguien tomaba el brazo con el que me apoyaba y lo sacudía con todas sus fuerzas, en un descabellado intento por pasar, sin importarle el niño de ninguna manera. Me di la vuelta... y vi que era una de las monjitas.

Y después se preguntan de dónde viene el anticlericalismo.... Madonna...

Anyway... pasó el desastre y voté. Me pasé el resto del día orgulloso con mi dedo pintado de morado. Pero no había tiempo para estar contento. ¡Tenía que tomar un vuelo y no había hecho mi maleta!

La carrera para llegar al aeropuerto fue épica. Pero lamentablemente, no llegué. Perdí mi vuelo por 10 minutos. Porca miseria. O sea, para ahorrarme unos 40 euros por no votar, terminé comprando otro vuelo por 200 euros. Lindo. Me hace recordar a Marité.

Y no, menos aún me hace feliz ver el resultado de las elecciones. Pero ya les dije que para eso no está el blog. Tan sólo les digo que después no me quedé tan contento de tener el dedo pintado de morado. 'Cha mare.

sábado, 26 de marzo de 2011

Instrucciones para Visitarme en Frascati

En caso que cualquiera de ustedes tenga pensado darme una visita sorpresa mientras trabajo en Frascati, he escrito este manual para saber cómo hacer para llegar.

Escribir esta lista fue motivado por un amigo de La Sapienza, quien quiso participar en un workshop de Frascati. Le di las instrucciones de como llegar, y me di cuenta que, carambas, ¡no es sencillo! Al final le dije que al llegar a la estación de tren me llamara, y que yo lo iría a recoger.

Anyway, acá va el asunto. Asumo que empiezan en Roma.

1. Dirigirse a la estación de tren de Termini.

2. Superar la Prueba de la Sabiduría: Averiguar qué tren se debe tomar para llegar al laboratorio (Solución: tomar ya sea el tren a Frosinone, o el tren a Cassino. ¡El tren a Frascati les llevará a otro lugar!).

3. Encontrar el tren en cuestión, y subir en él a tiempo. Notar que esto no es trivial, ya que los trenes pueden partir dos minutos antes de la hora, y sólo hay un tren cada hora.

4. Lo más normal es olvidarse de timbrar el ticket. De ser este el caso, para evitar la multa, se debe superar la Prueba de la Destreza: evitar al cobrador (Recomendación: los trenes a Cassino generalmente tienen baño).

5. Bajarse en la parada de Tor Vergata.

6. Notar que la mayor parte de las personas cruzará al andén opuesto usando la escalera. ¡No tomarla! Esto lleva a la Agencia Espacial Europea, sólo gente chévere va hacia allá. Encontrar la salida, y subir la empinada pendiente hacia la carretera, seguramente con otras personas con pinta de físicos.

7. En la carretera, girar a la izquierda y cruzar el puente. Seguir dos cuadras, y llegar al laboratorio del INFN.

8. No desilusionarse al descubrir que no se puede entrar al laboratorio por la puerta sin una tarjeta especial. Dirigirse a la puerta principal, cuesta arriba.

9. Superar la Prueba de la Fuerza: subir la cuesta por diez minutos (Sugerencia: empezar una sesión de entrenamiento en el gimnasio dos meses antes).

10. Llegar a la puerta principal, y superar la Prueba del Carisma: caerle bien a los guardias y convencerles de dejarle a uno pasar (Advertencia: la intimidación no siempre funciona).

11. Sacar el mapa del laboratorio y estudiarlo. Superar la Prueba de la Inteligencia: encontrar la puerta principal, y descubrir cómo llegar al edificio de Altas Energías (Solución: en el mapa, la puerta principal está denotada como Ingresso Secondario, y Alte Energie es el edificio 36).

12. Entrar al edificio 36 por la puerta principal, encontrar el auditorio Bruno Touschek.

13. Superar la Prueba de la Constitución: no desfallecer al descubrir que no se ha llegado aún (Solución: tomarse un café en el bar del laboratorio antes de llegar al edificio 36).

14. Subir dos pisos, por la escalera de la derecha.

15. Seguir el pasillo de la derecha, y buscar la oficina A12 (dice Miura, que es el apellido de mi compañero de oficina, a mi no me han puesto nombre aún).

16. Entrar a la oficina. Sentir el incremento en puntos de experiencia. De ocurrir un level-up, por favor, no tomar la clase de Físico Teórico, es algo así como un Bardo que no sabe cantar.

domingo, 6 de marzo de 2011

Tivoli

Bueno, dicen que las desgracias más o menos vienen de a tres, y en este caso como que se cumplió un poco el asunto.

Luego del desastre mencionado en el post anterior, descubrí que mi jefe se va de sabático a mediados de este año. Esto me complica la situación en Frascati, porque yo vine acá a trabajar con él, y como que no hay mucha gente más con quien pueda trabajar. Afortunadamente mantengo mi trabajo (creo) hasta el final del proyecto, pero colaborar por correo electrónico no será muy chévere.

La otra pequeña desgracia ocurrió en la parte social. Ya les he dicho que no me ha estado siendo muy fácil formar un grupo de amigos firme acá en Roma. Con las clases de italiano he conocido gente, y hace un par de semanas me he acercado bastante a un grupo muy bacán. Todo iba genial, el último viernes me invitaron a un cumple, y cenamos y nos divertimos bastante. El problema fue que en esa cena, descubrí que básicamente todos los presentes se iban de Roma en un tiempo menor a dos meses. Así que la firmeza de este grupo de amigos realmente no daría para mucho... Sí, no es una tragedia-tragedia, de hecho que en este grupo TIENE que haber alguien que se quede, pero vamos, con las otras dos cosas encima, no me hizo mucho bien enterarme de esto.

Así que nada, necesitaba despejarme un poco. Decidí no ir a la fiesta de carnaval organizada por el grupo de las clases de italiano, sino irme a dormir temprano y salir el domingo a explorar los pueblitos de alrededor de Roma. Recuerdo que empecé a hacer esto con Alfredo, en Padova, y siempre la pasamos bien.

Así que me fui a Tivoli. Mi fabulosa guía Lonely Planet me lo recomendaba, así que chapé mi autobús y me fui para allá. No esperaba mucho, se suponía que había un jardín bonito, y algunas ruinas interesantes.

Pues no. Los jardines de Tivoli, en la Villa d'Este, son los jardines más chéveres que he visto en mi vida. No les pongo fotos pa que vayan (y porque no es lo mismo una foto que estar en el sitio). Un relajo perfecto, rodeado de fuentes impresionante (se recomienda ir al baño primero, tanta agua alrededor puede ser terrible si se necesita ir al Pichi Room). Y no quedó allí. Descubrí que existe una Villa Gregoriana que ha sido convertida en parque de cascadas. Sí, cascadas.

Me he dado cuenta que me gusta el agua.

Y bueno, al final ni tuve tiempo para ir a la Villa Adriana, que se suponía era el principal objetivo del viaje. O sea, un éxito, porque vi un huevo, y aún así tengo motivos pa regresar. Ahora, se suponía que volvería como a las 5 pm, cuando en eso descubrí que estaban en pleno carnaval. Me pareció excelente, ¡vería un poco de cultura típica italiana! Me di unas vueltas por el pueblo, cuando en eso vi un desfile. Y lo que vi... bueno, lo tienen que ver ustedes también. Acá va (ojalá que los que reciben esto por correo lo vean también):



Simplemente genial. Cultura típica italiana al 100%: personajes ingleses con música caribeña. Sólo les faltaba tener un plato de spaghetti alla bolognesa en la mano.

Mi concepción de Winnie Pooh (y sobre todo Eeyore) nunca será la misma.

El pequeño dilema ocurrió al querer volver a Roma. Una vez que me aburrí del desfile, busqué la parada de bus que me llevaría de vuelta a Roma... y encontré una fila gigantesca de gente. Aparentemente, el chofer también creyó que ver el desfile sería una buena idea, pero no había regresado aún.

Si esto no es Italia, díganme ustedes que cosa sí lo es.

Pero grande el viaje. Encontré el descanso y el relajo que necesitaba. Ahora, a aprovechar al jefe al 100%, a ver qué tanto hacemos hasta Octubre. Y a ver si por lo menos alguien de este grupo de amigos se queda. Y la chica... bueno, ni modo.

Como dije en este post, será espectacular. No puede ser de otra manera, y no me rendiré.
Que comience el Round 2.