sábado, 28 de octubre de 2017

La Terrible Incertidumbre

Resulta que, cuando el tiempo pasa, uno se vuelve viejo. En serio, uno no se lo cree al comienzo, pero sí, hay evidencias muy fuertes a favor de esta hipótesis.

Yo normalmente me hago un análisis de sangre cada dos años, simplemente para confirmar que todo anda bien. Pues este año, al hacerme el análisis, me salió que el colesterol HDL andaba un poco alto. Nada grave, pero lo mantuve en la mente, y pensé en ir al doctor en algún momento, porsiaca.

Pasaron los meses, y me olvidé del tema. Fue entonces que mi madre me hizo recordar que en el seguro oncológico que tengo, se incluye una revisión gratis cada año. Decidí llevarlo a cabo, total, se está pagando por ello. Y como la revisión incluía un análisis de sangre, pensé que sería útil para corroborar lo del colesterol. Algo así como ATLAS y CMS, ustedes entienden.

La revisión constaba de un análisis de sangre, y una cita con el doctor. En el momento de asistir a la cita, me dijeron que el urólogo estaba listo para examinarme...  y fue entonces, cuando dijeron "urólogo," que me di cuenta de lo que iba a pasar.

https://goo.gl/images/g2UjaS

Me quedé frío. La verdad es que no estaba psicológicamente preparado para ello. ¿No se suponía que esto vendría recién en unos cuantos años? ¿Por qué ahora?

Claro, esto era culpa de mi madre, de todas formas, por haberme hecho recordar sobre la revisión. De no haber sido así, yo seguiría tranquilo, inocente, impoluto... pero no, en unos cinco, diez minutos, perdería todo esto.

Gracias, mamá.

Saludé al doctor con frialdad. Hablamos un rato, y luego me dijo que me metiera al baño, que me quitara toda la ropa, excepto las medias, y me pusiera la bata.

Eso de dejarme las medias me pareció un fetiche innecesario, pero ni modo.

Justo antes de entrar al baño, el doctor me dijo "Por cierto, la abertura de la bata debe ir hacia atrás."

Gracias, mamá.

No podía creerlo. En serio, esto estaba pasando, y mi tiempo de adaptación psicológica iba a ser de tan solo 30 minutos. ¿Qué hacía en ese baño? ¿Por qué estaba ahí, desnudo (excepto por las medias), poniéndome la bata con la abertura hacia atrás? ¿Por qué no podía mantener mi inocencia un par de años más? ¿Por qué mi madre me estaba imponiendo semejante castigo?

Y fue entonces que me detuve. Estaba a punto de decir "Gracias, mamá" una vez más. Pero no lo hice. Me di cuenta de que, si me iban a meter un dedo por el derriere, lo último que debía ocurrir es que yo estuviera pensando en mi madre en ese momento.

No, no, no, no. A pensar en otra cosa. En el Día Internacional de la Mujer, por ejemplo.

Salí del baño. El doctor me pidió que me acostara boca arriba en la camilla. Genial, boca arriba, lo hice casi jubiloso... hasta que llegó el momento de la verdad.

https://flic.kr/p/4ZJAu9

El doctor me examinó, y luego me pidió que me levante. Que me de la vuelta y mirara hacia la camilla. Yo empecé a sudar frío. Me palpó la espalda, chequeó los pulmones, y entonces... me dijo que la revisión ya había acabado.

Me di la vuelta, y él estaba sonriendo. El bastardo sabía claramente en lo que yo estaba pensando. La pregunté "¿Todavía no?", a lo que respondió "A los cincuenta". Yo me puse tan contento que casi le di un abrazo.

Impoluto. Por trece años más.

Anyway, al final resulta que no tengo cáncer, pero sí un problema de colesterol. También descubrimos que estoy produciendo cálculos en mis riñones. Esto, por supuesto, lleva a otra historia, que contaré en un par de semanas. Mientras tanto, seguiré disfrutando de mi inocencia al máximo.

1 comentario:

Gonz dijo...

"Eso de dejarme las medias me pareció un fetiche innecesario, pero ni modo."

JAJAJAJA!